jueves, 1 de septiembre de 2005

Ensayo


A continuación, un ensayo elaborado durante el primer semestre de este año.




Modernidad, América Latina y Trabajo Social… una esperanza para el hoy y el mañana

Luis Sebastián Henríquez Muñoz[1]

“Y serás tú, por fin, la Patria Grande, India, Negra, Criolla, libre, nuestra, un continente de fraternos pueblos, del Río bravo hasta la Patagonia”
(Pedro Casaldáliga
Soneto a la Patria Grande, Fragmento
[2])

Introducción


La modernidad. Un proyecto surgido en la Europa del S. XIX. Un auge en muchos aspectos, un renacer desde una nueva visión del mundo, despertando a una nueva era. Una apuesta por algo nuevo y revolucionario. Algo tan difícil de definir con certeza, ya que puede ser vista desde distintas miradas. Sin embargo, para nosotros latinoamericanos, con un pasado doloroso, un presente complejo y un futuro incierto, ¿tendrá algún sentido hablar de modernidad? Y, por otro lado, ¿Que desafíos plantea para el trabajo social esta posible relación?

Las preguntas anteriores se presentan como el horizonte hacia el cual se camina el presente ensayo; procurar dar unos cuantos pasos aproximándose a clarificar (un tanto más de lo que ya pueda estar) dicho asunto. Ciertamente que no procuraremos dar respuestas absolutas, pues bajo ningún punto de vista podríamos pretender tener la panacea al respecto. Aún más, antes que dar una respuesta o concluir algo, nos abocaremos a engrosar más aún la lista de las interrogantes que ya existen referente al tema para motivar a la reflexión.

Ahora bien, la “inspiración” para escribir viene dada por una búsqueda personal luego de mirar con ojos de hijo a la “patria Grande” (como la llama Pedro Casaldáliga en alusión al gran sueño bolivariano) y sentirme parte de una historia de sueños y realidades, de penas y alegrías, de vida y de muerte, y darme cuenta que todo aquello ha ido formando parte de la identidad de lo que somos hoy en día en cuanto Latinoamericanos. Más aún, que todos los sucesos que nuestra América morena ha tenido que enfrentar podrían tener un origen en hechos de un pasado no muy lejano que acaecieron allende el mar y, que como dije al principio, cambiaron la visión del mundo. Todo eso mezclado con el horizonte hacia el cual se encamina mi existencia: el Trabajo Social.

Reflexionar, pensar, cuestionarse, mirar lo que somos. He de sentirme satisfecho si logro que toda aquella persona que lea lo que escribo llegue a emprender alguno de estos caminos.

Pues bien, sin más preámbulos vamos a comenzar esta humilde empresa, fruto de noches en vela, de paciente y desafiante lectura, de introspección y de uno que otro cigarrillo en los momentos en que las ideas parecían alejarse del entorno que me rodeaba dejándome en divagaciones que parecían no tener sentido aunque siempre terminaban cobrando vida y llenando mi cabeza e impulsándome a escribir.

Y ...¿Qué es la modernidad?


No podemos dejar de hablar de lo polisémico del concepto. Pues, como ya anticipábamos en la introducción, podemos definir de distintas maneras que es la modernidad, sus implicancias y objetivos, entre otras cosas. En efecto, no son pocas las áreas a las que la modernidad afecta, por tanto, dicha multiplicidad en su campo de acción le otorga muchas posibilidades de definición.

El profesor Jorge Larraín[3] nos dice que la modernidad es:

“… un fenómeno complejo y multidimensional que requiere ser abordado desde varios ángulos…”[4]

El Profesor Rafael Echeverría[5] hace también un aporte al respecto diciendo que la Modernidad:

“…describe una determinada concepción del hombre y del mundo en la que participan principios culturales muchas veces muy distintos. Pero desde el punto de vista histórico ellos confluyen en la constitución de una forma particular de existencia designada globalmente a través del concepto de lo moderno…”[6]

Ahora bien, para avanzar más aún en nuestro tema y, siguiendo al profesor Echeverría, diremos que la modernidad es una cambio en el paradigma de base[7]. Representa el quiebre teocentrico definitivo. Con el surgimiento de la modernidad se da vuelta la página del libro de la historia de la humanidad dejando atrás a la edad media.

Se pasa de la fe a la razón. Y no se trata de la desaparición de la fe, sino que, sin dejar de ser fundamental para millones de personas, esta no tendrá más el protagonismo que logró en el medioevo y se relegará a lo espiritual solamente, dejando lo temporal a su propio arbitrio. La reflexión será avalada por la ciencia por ser esta el producto propio de la modernidad y lo teológico ya no será el garante exclusivo de la reflexión humana.

En la modernidad importa el ser humano. El es el centro de todo y en su raciocinio esta la clave para generar el conocimiento que llega a comprender los fenómenos que se dan a su alrededor. Por tanto, desde esa clave el mundo se organizara de manera distinta, las nuevas concepciones orientaran una nueva organización.

Hemos de distinguir a tres figuras que son claves. Los llamados “Padres de la Modernidad”. Ellos son: Marx, Weber, y Durkheim. Cada uno representa un especial modelo o paradigma. Es así como Marx representa al paradigma socio-critico, Weber al paradigma comprensivo (fenomenológico)-hermenéutico y Durkheim al paradigma empírico-analítico. Hemos de decir que en gran parte, la América morena se nutrió del pensamiento marxista como contrapropuesta a su realidad de muerte, pobreza, injusticia, dictaduras, etc. Ahondaremos en eso más adelante.

De durkheim diremos de forma muy sucinta que se enfoca en los procesos de industrialización en la medida que considera que en ellos se encuentra radicada la fuerza de la modernidad. Apunta a lo industrial como la base para la organización de la sociedad.

Haremos una mirada un tanto más profunda de Weber y Marx pues considero que influencian de manera más directa al Trabajo Social en América Latina y a América Latina misma.

Marx se concentro en el surgimiento del capitalismo como la base de la modernidad. Y la lectura de esta la hará desde el trabajo. Es por ello que mucho se ocupó de la distinción que se fue dando entre la clase obrera y la burguesía. Poniéndose del lado del proletario explotado, tomó esa bandera para proponer que la clase trabajadora debía alzarse en contra de la injusticia de la que era victima y de esa manera llevar a cabo un cambio social radical que eliminara las distinciones sociales. Dicho planteamiento revolucionario inspiro a muchos y hasta el día de hoy lo sigue haciendo. Sin embargo, la idea original (por lo menos en occidente[8]) fue quedando de lado y, los que siguieron a Marx cuando este ya no estaba, convirtieron al socialismo en un sistema autoritario y hasta represivo, planteando de esa manera el comunismo, más no de la forma que Marx originalmente planeo. En América Latina, los hechos se dieron de manera distinta y la idea original se mantuvo un tanto más pura.

Weber, se concentro en la racionalización como el surgimiento de la modernidad. Su planteamiento resulta de vital importancia para el trabajo social, pues plantea un acercamiento a la realidad social desde dentro y no desde fuera como planteaba el positivismo y, en especial, durkheim. Weber representa la hermenéutica, por ende mira la realidad desde lo fenomenológico; se ocupa de interpretar los hechos, de comprenderlos. En esta visión, el método científico no tiene cabida. El ser humano para Weber es sujeto y no objeto. En este caso, también se rompen las barreras, aunque de forma distinta, más cercana si se quiere, pero sin duda que de manera muy especial para el trabajo con las personas.

A grosso modo, eso es la modernidad. Hay quienes piensan que ya se termino y que nos encontramos en otro momento histórico, otros, por su parte, consideran que la modernidad no ha acabado y que se sigue desarrollando, más, ese es tema para otro momento de reflexión. Aboquémonos ahora a mirar a América Latina y a ir enlazando lo que ya hemos tratado.


¿Quién eres América Latina?



“La identidad no es algo ya dado, sino también
y simultáneamente, nuestro propio proyecto”
(Jürgen Habermas)



América y sus rostros; morenos, indígenas, mestizos, blancos, sufridos. Con miles de historias, heridas abiertas por donde aún mana la sangre de nuestros hermanos y hermanas vilmente quitada. ¿Qué podríamos decir del continente del sur?, pues bien hemos de guiarnos por la reflexión del profesor Jorge Larraín[9] para poder dar algunos atisbos de aquello que nos identifica como Latinoamericanos.

Hay que destacar que siempre existió una conciencia de identidad latinoamericana y, ello podría explicarse a través de cuatro hechos:

1. la gran mayoría de los autores latinoamericanos ha acertado en hablar de una identidad latinoamericana al referirse al tema mismo de la identidad.
2. lo anterior se visualiza también no solo en los ensayos de ciencias sociales, sino que también en las novelas y poemas que han ido explicitando una imagen que nos es común a todos. Como olvidarnos de la obra de García Márquez, o de Mario vargas Llosa, etc. Esto se da también, de forma diferente claro está, en la música, la plástica e incluso en la televisión.
3. dicha conciencia de la cual hablamos corresponde, no solo a los intelectuales y novelistas, sino que también a la gente común que se apropia de este elemento y lo vive a diario.
4. debemos decir que ese sentimiento de identidad se atribuye a una influencia externa, en especial europea.

Es desde el punto anterior de donde viene la idea de hacer la conexión entre modernidad y América Latina, ya que la cuestión de la identidad es un tema eminentemente moderno, donde el ser humano está puesto en el centro y en ese ejercicio se pregunta por sí mismo. Se cuestiona acerca de quien es.

Hay un momento en la historia de América Latina en que esta se hace consciente de que su identidad no tiene nada que ver con ser explotada ni oprimida. Allí mira su inmensidad, acepta su riqueza y multiplicidad de rostros. Eso es herencia de la modernidad. Más aún, en ese camino de descubrir y aceptar su identidad, América Latina adopta modelos propuestos en la modernidad, sin embargo, estos con el tiempo van siendo desechados a causa de dictaduras, golpes de estados y los atrayentes sistemas nuevos que se proponen a nivel mundial.

Una palabra clave en América Latina es REVOLUCIÓN. Referente a ello tenemos que recordar que Carlos Marx había propuesto, frente a la injusticia en que vivía el proletariado, un necesario alzamiento por la vía revolucionaria encabezado por los trabajadores para derribar la desigualdad e implantar un sistema organizacional igualitario: el socialismo, como vía para llegar al comunismo moderno. En América Latina, la situación no era distinta. Si en el momento de la conquista el saqueo de las riquezas fue desmedido, en la actualidad, América vivía, pese a su riqueza una malísima distribución de estas. Unos pocos tenían mucho y muchos tenían poco o casi nada. Es por eso que surge la idea de revertir esa situación. El sueño de un lugar mejor donde vivir libres y en paz se apodera de muchos latinoamericanos que riegan por todo el continente esa esperanza de cambiar las cosas y tornar la muerte en vida.

El hecho clave que da conciencia de aquello es a mi juicio la revolución cubana liderada por Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara en 1952[10]. En ese acto de insurrección frente a la dictadura de Fulgencio Batista se representa todo el pensamiento revolucionario y libertario de millones de almas que buscaban ser reconocidos como seres humanos. La idea de Carlos Marx se adopta de acuerdo a las circunstancias que se viven en el continente. En prácticamente todos los casos la vía fue alzarse en armas en contra de los gobiernos dictatoriales que reprimían a la población civil.

Las guerrillas se multiplicaron por todo el continente. Las FARC y el ELN en Colombia, el FZLN en nicaragua, el EZLN en México, el FMLN en El Salvador, el MIR y el FPMR en Chile, las FAR de Guatemala, el ELN de Bolivia, entre otros. Todos con el mismo objetivo de liberar a sus respectivos países de los abusos de los que eran objeto.

La influencia de las ideas marxistas en lo económico se dejaron sentir con fuerza también. Sin embargo, hoy en día, solo Cuba mantiene un sistema de gobierno socialista como tal.

Ahora bien, el hecho de que las guerrillas se hayan multiplicado por el continente trajo consigo desapariciones, tortura, vejaciones…..muerte. Frente a ese panorama, hay que destacar el papel fundamental de la Iglesia a la hora de defender el valor de la vida ante todo. Así también fueron bastantes los eclesiásticos que optaron por la vía armada como el camino hacia el cambio social, ese es el caso del sacerdote y sociólogo Camilo Torres Restrepo, quién en Colombia se unió al ELN para engrosar las filas de la rebelión.

Frente a este panorama, ¿acaso el trabajo Social había de quedarse estático? veamos cómo se desempeño esta disciplina en medio de este escenario convulsionado.



¿Qué tiene que decirle el Trabajo Social a la Patria Grande?



Nos dice la profesora Olga Vélez Restrepo[11] en su obra “Reconfigurando el Trabajo Social”[12] que las ciencias sociales surgen y se institucionalizan en la modernidad, y el Trabajo Social forma parte del grupo de disciplinas que hemos llamado ciencias sociales.

Ahora bien, la misma autora distingue cinco momentos del Trabajo Social. Brevemente los nombraremos y diremos cuales son sus características:

a. el primer momento es llamado la etapa diagnóstica, aquí hay un marcado énfasis de la matriz positivista que considera la realidad en cuanto objeto de estudio, por tanto el acercamiento se hace desde el método científico y con un grado de asistencialismo (en el caso de Chile es el primer momento del trabajo social por estar vinculada las ciencias sociales a esta matriz)[13]
b. el segundo momento llamado ecléctico tiene que ver con el afán de la profesión por insertarse en el campo de las ciencias sociales.
c. el tercer momento se llama de la reconceptualización. acá en el caso del desempeño de América Latina, la profesión adquiere un tinte ideológico, por tanto se nutre más bien de la matriz dialéctica.
d. el cuarto momento, en la década de los ochenta mira hacia las exigencias externas planteadas por los Estados de Bienestar. (en el caso chileno, el trabajo social se ve influenciado por la matriz hermenéutica principalmente)[14]
e. por último, el quinto momento, bautizado por Teresa Matus como “un momento explosivo de cambios profundos”, donde se presta especial a tención, a la luz de los nuevos tiempos a las nuevas formas de exclusión social.[15]

Nos vamos a centrar en especial en el tercer y cuarto momento a causa de ser ellos los que conectan de forma más directa con la realidad latinoamericana de la que venimos hablando desde un principio.

La FITS Dice al definir el Trabajo Social que:

“La Profesión de Trabajo Social promueve la resolución de problemas en las relaciones humanas, el cambio social, el poder de las personas mediante el ejercicio de sus derechos y su liberación y la mejora de la sociedad.

Mediante la utilización de teorías sobre el conocimiento humano y los sistemas sociales, el Trabajo Social interviene en los puntos en los que las personas interactúan con su entorno. Los principios de los Derechos Humanos y la Justicia Social son esenciales para el Trabajo Social.”[16]

En un momento en donde América Latina vive convulsionada bajo las dictaduras, las muertes, las desapariciones, las injusticias, y todo lo que anteriormente hemos mencionado, para una profesión que se define como una disciplina que promueve el cambio social, la liberación, la mejora de la sociedad y que toma la bandera de los Derechos Humanos y la Justicia Social, no puede menos que jugarse el todo por el todo y pronunciarse de esa forma en contra de dichas situaciones de muerte. Aquí es donde el Trabajo Social se vuelve militante. Es el tercer momento vivido desde América Latina.

Podríamos darnos el placer de nombrar y homenajear a los(as) muchos(as) hombres y mujeres, Trabajadores(as) Sociales que se comprometieron con la causa liberadora y que se entregaron por completo para promover el cambio que gritaban desde lo profundo de sus corazones, pero en esta ocasión, no sin cierta melancolía, hemos de conformarnos con solo decir que precisamente, fueron muchos y muchas los(as) que se comprometieron hasta tal punto con la causa que terminaron engrosando las infinitas listas de muertos y desaparecidos por decir que las cosas no iban bien. Valga un eterno agradecimiento para ellos(as) Es fundamental no dejar de decir que el Trabajo Social, así como la sociología, la antropología, la filosofía, “las” Iglesias, las artes, representados en estos hombres y mujeres no se mantuvo estático. Fue fiel a aquello que por principio le define como una disciplina que esta al servicio de las personas.

Por todo el continente, gradualmente, fue retornando la Democracia. La revolución, según se dijo, con toda su ideología; pasó de moda. Sin embargo, se mantienen algunas luchas (En México, el EZLN mantiene su lucha por la reivindicación de los derechos y la dignidad indígena y en Colombia las FARC y el ELN continúan con su lucha revolucionaria) El socialismo “perdió vigencia” y es censurado como algo viejo, que no ha avanzado, que se “quedo en el pasado” (si aquello es cierto o no, es materia de reflexión para otra oportunidad) Recién ahora estamos develando lo que ocurrió durante los años represivos de nuestra historia latinoamericana.

Pasamos al cuarto momento de las etapas de la profesión, el de las exigencias externas. Entonces:



¿Qué has de decir hoy, Trabajo Social, a nuestra Tierra Morena, India, Mestiza?….



Las injusticias, las desigualdades, la muerte continúan rondando funestamente a nuestra América Latina, con otros rostros, con otros vestidos, igualmente nefasta. La profesión se acerca a esta realidad desde el cuarto momento, aquí ha de mirar la realidad, involucrada con ella, tratando por sobre todas las cosas, de comprenderla, interpretarla: es la matriz Hermenéutica que aparece en la acción.

En el tercer momento, eminentemente marcado por la matriz dialéctica, el paradigma adoptado era el socio-crítico, aquí importaba atacar el hecho, procurar contrarrestarlo y erradicarlo en lo posible. Ahora, el paradigma es el comprensivo-hermenéutico, en donde el objetivo es también la solución del conflicto, pero adentrándose en el para comprenderlo. Implica que el profesional se acerque y se involucre con el entorno afectado y que a su vez tome la distancia necesaria para poder dar una mirada lo suficientemente objetiva como para poder dar una solución al respecto.

De esta manera, surge un concepto nuevo hasta el momento, se trata del método IAP (Investigación, Acción Participativa)

Toda la teoría hemos de aterrizarla y llevarla a la práctica y ello conlleva que empleemos metodologías que aporten un acercamiento en conjunto entre las personas y los representantes de la profesión (lo planteo así para no distinguir entre personas y profesionales, que puede resultar un tanto marginal)

Esta metodología permite que el trabajador social (en este caso) se inserte en la comunidad donde ha de trabajar y fomente que sean las mismas personas quienes tomen conciencia de los problemas que viven, es un análisis participativo donde TODOS(AS) por igual juegan un rol fundamental. Todos(as) trabajan por todos(as), todos cooperan para todos(as) Se asemeja lo que el Sub Comandante Marcos[17] dice en cuanto a la causa de la lucha Zapatista “Para todos todo, para nosotros nada”. Para la Teología de la Liberación, esta metodología esta íntimamente ligada al desempeño de las CEB’s (Comunidades Eclesiales de Base) aquí, el destino es el mismo: la participación.

Hemos de decir que la acción-participación surge a principios del S. XX asociada a la figura de John Dewey[18] y que sus ejes centrales son:

- delimitar los objetivos de trabajo
- la elaboración de diagnósticos que permitan mirar la situación y la recolección de posibles propuestas que surgen de los mismos individuos afectados. Ello conlleva una negociación entre todos los sectores implicados.
- lo anterior posibilita que se concreten líneas de actuación, en donde el papel protagónico es asumido por los afectados del problema.

Esto conlleva la actuación de un grupo que conforma una comisión de seguimiento del trabajo que se realice con el objetivo de supervisar que la investigación este siendo bien encaminada.

Como acotación diremos que este papel corresponde a la forma de trabajo de distintas ONG’s que se desempeñan en el continente, atacando las distintas problemáticas de las personas, viviendo con ellas, en sus mismas condiciones y, por sobre todo, dándoles a entender que ellos mismos pueden tomar en sus manos su problemas y organizarse de tal manera que se constituyan en una gran voz que promueve cambios.

Pues bien, esta metodología nos sirve para hacer la conexión entre la acción del Trabajo Social y la realidad que Latinoamérica vive fruto de toda una historia que, como hemos visto, se nos presenta como compleja, sufrida, pero también esperanzadora en cuanto a que el sacrificio de los hombres y mujeres que han querido cambiar la realidad injusta que vivimos se traduce en un gran número de nuevos movimientos, gestores del cambio social que aúnan sus fuerzas para forjar nuevos caminos hacia la vida en plenitud.


en síntesis


Hemos dicho que la modernidad ha jugado un papel decisivo para América Latina. Ha influenciado en los procesos de reconocimiento de la identidad Latinoamericana. El acto mismo de preguntarse por la identidad es algo moderno. Latinoamérica sabe quien es. La matriz Dialéctica, y en especial, el pensamiento marxista se presento para América Latina como la posibilidad de movilizar al pueblo hacia el anhelado cambio social. El Trabajo social, en una primera instancia adopta un carácter militante y se une a las otras disciplinas que abogaron, algunos por la vía armada, por eso cambio.

Más adelante, fruto de los cambios históricos, la matriz que más ha influenciado el desempeño del trabajo social dentro de la realidad latinoamericana ha sido la hermenéutica, propiciando la comprensión de los “porque” ocurren las distintas situaciones en nuestro suelo. La metodología de acción empleada para llegar al trabajo JUNTO con las personas ha asido la llamada IAP (Investigación-Acción Participativa) Desde aquí se proyecta el Trabajo Social hacia los nuevos tiempos que vienen con nuevos desafíos y con la necesidad de que el camino andado sea la fuerza para librar las nuevas batallas que se presentan como algo cierto.
CONCLUSIÓN


Al llegar a este punto del trabajo, debo decir que me siento satisfecho por lo realizado, llevando a cabo una reflexión en la que, de alguna manera, sentí la compañía de los testimonios de todas aquellas personas que me llevaron a pensar en la posibilidad de encaminar mi reflexión hacia el necesario norte que demandaba tal empresa.

No deseo caer en la soberbia de hacer conclusiones que se presenten como si fueran la única posibilidad de resolución a estos cuestionamientos. En honor a ello, quiero seguir dando paso a que otros(as) lleguen al terreno de asumir estos caminos y presenten posturas que difieran. La oposición no se debe ver como algo malo, sino más bien como la posibilidad de expresar que somos diferentes y que desde nuestras particularidades podemos enriquecernos mutuamente.

De todo lo escrito, he de decir primero que la Modernidad significó para nosotros. Nos dio una posibilidad de emancipar la libertad que nos es inherente y me alegra darme cuenta que el Trabajo Social, que en este caso me representa (y que también pretendo representarlo yo a él) asumió la postura que se esperaba de su vocación de servicio. No hemos de cuestionar las vías, que en algunos casos pueden haber sido extremas, sino que debemos entender que se asumió la necesidad de luchar por lo justo, por la vida, por la dignidad, por los valores que nos llevan a vivir en la gloria de ser seres humanos.

La metodología de la IAP nos muestra un camino que en el hoy puede romper esquemas frente a un mundo que no respeta el valor de las personas, que pone lo material por sobre nuestra humanidad. Es la hora en que la teoría debe bajar hacia nuestros suelos y convertirse en acción que nos lleve al día en que por fin podamos levantar la vista para ver una tierra que respire libertad.

La modernidad nos mostró caminos, nos dio el empuje que necesitábamos, nos inspiró, nosotros respondimos y actuamos de acuerdo al tiempo en que nos toco vivir. Pero, cuando el sol anuncie el mañana de un nuevo tiempo que ha de presentarse con nuevas amenazas, ¿Habremos de soltar las herramientas con las cuales hemos venido trabajando?, ¿Dejaremos que nuestra gente sea aplastada nuevamente?, o ¿Tomaremos en nuestras manos otra vez la tarea de hacer posible lo imposible? Los sueños han de hacerse realidad……….



bibliografía



López-Cabanas, Miguel y otros “Intervención psicosocial y Servicios Sociales: un enfoque participativo”. Editorial Síntesis Psicológica, primera edición, España 1999.

Vélez Restrepo, Olga Lucía “Reconfigurando el Trabajo Social: Perspectivas y tendencias Contemporáneas” Editorial espacio primera edición, Buenos Aires Argentina 2003

· Matus, Teresa y otros “perspectivas metodológicas en Trabajo Social” Editorial espacio primera edición, argentina, 2001.

· Briones, Guillermo “Métodos y Técnicas de investigación para las Ciencias Sociales” Editorial Trillas tercera edición, México 1998.

· Larraín, Jorge “Identidad Chilena” Editorial LOM, primera edición, Santiago de Chile 2001.

· Larraín, Jorge “Modernidad, Razón e Identidad en América Latina” Editorial Andrés Bello, primera edición, Santiago de Chile 1996.

· Echeverría, Rafael “El búho de Minerva” Editorial Dolmen, tercera edición Santiago de Chile 1997.

· Casaldáliga, Pedro “Todavía estas Palabras” en www.servicioskoinonia.org/pedro/poesia/todaviae.htm

· Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta 2005. 1993-2004 Microsoft Corporation.
[1] Alumno de primer año de la carrera de Trabajo Social en la UST
[2]Casaldáliga, Pedro “Todavía estas Palabras” en: www.servicioskoinonia.org/pedro/poesia/todaviae.htm


[3] Jorge Larraín Ibáñez, de nacionalidad chilena, es profesor investigador del Instituto Latinoamericano de Doctrina y Estudios Sociales (ILADES), así como también es profesor de cultura en la universidad de Birmingham, Inglaterra. Posee un doctorado en sociología en la universidad de Sussex. En Inglaterra se le conoce por su profundo trabajo en torno al tema de la identidad.
[4] Larraín, Jorge. “Modernidad razón e identidad en América Latina”. capitulo 1, Pág. 19, Editorial Andrés Bello, primera edición, Santiago de Chile, 1996.
[5] El Dr. Rafael Echeverría es Sociólogo de la Universidad Católica de Chile y Doctor en Filosofía de la Universidad de Londres. Ha sido profesor en diversas universidades y consultor durante varios años de las Naciones Unidas. Es miembro de número de la Academia Mundial de Arte y Ciencia (WAAS). Entre sus múltiples publicaciones destacan los libros El búho de Minerva: Introducción a la filosofía moderna (1990), Ontología del lenguaje (1994) y su obra más reciente La empresa emergente, la confianza y los desafíos de la transformación.

[6] Echeverría, Rafael, “el búho de Minerva”, capitulo II, Pág. 37, editorial Dolmen, tercera edición, Santiago de Chile, 1997.
[7] termino acuñado por el profesor Echeverría en su libro “El Búho de Minerva” y que hace alusión al paradigma o modelo base del cual se desprenden una seria de otros modelos o paradigmas que orientan y estructuran la forma de concebir el mundo que nos rodea.
[8] Me refiero a figuras como Lenin y Stalin, que a mi parecer desvirtuaron la genialidad del planteamiento marxista, perjudicándolo ante la mirada mundial a tal punto que cada vez que se habla de marxismo es sinónimo de hablar de algo maligno. Hay que decir que la China comunista a dado esa misma idea en oriente, por su poca apertura(aunque también se debe reconocer que en los últimos años se ha estado abriendo a temas como el ingreso de la iglesia católica dentro del territorio nacional)
[9] En su libro “Identidad Chilena” de ediciones LOM primera edición Santiago de Chile 2001.
[10] no es que antes no hubiesen existido gérmenes de revolución, de hecho, en México, en 1910 se alzaba la figura de Emiliano Zapata como caudillo de la revolución mexicana. Sin embargo, la revolución cubana, por sernos más contemporánea nos resulta más cercana
[11] Trabajadora Social colombiana, docente investigadora de la Facultad de Ciencia Sociales y Humanas (Departamento de Trabajo Social de la universidad de Antioquia, Medellín-Colombia
[12] Vélez Restrepo. Olga “Reconfigurando el Trabajo Social: perspectivas y tendencias contemporáneas” Editorial Espacio, 1º edición, argentina, 2003
[13] ver “el surgimiento de la matriz positivista en el trabajo social chileno” de Matus, teresa y otros “perspectivas metodológicas en Trabajo Social” Editorial espacio páginas 47-51 1ª edición, argentina, 2001.
[14] Ídem, páginas 97-120.
[15] Para consultar sobre las etapas del Trabajo Social, ver Vélez Restrepo. Olga “Reconfigurando el Trabajo Social: perspectivas y tendencias contemporáneas” Editorial Espacio, páginas 45-47, 1º edición, argentina, 2003
[16] Definición de Trabajo social año 200 por la FITS (Federación Internacional de Trabajadores Sociales)
[17] El Sub Comandante Marcos es mundialmente conocido como el líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional mexicano, de origen mestizo, sorprende al mundo con sus siempre asertivos escritos en donde trata temas de coyuntura así como también de los derechos y de la dignidad de los pueblos indígenas. Se ha transformado en todo un icono de la revolución zapatista y en un connotado personaje a nivel mundial, siendo constantemente invitado a aportar su sólida reflexión a los distintos encuentros, seminarios, foros, etc. de orden social que se han realizado en América Latina en este último tiempo.

[18] Dewey hizo hincapié en la subjetividad de los conceptos en el momento de ponerlos en práctica. Contrario a los métodos autoritarios de enseñanza, sus ideas provocaron un cambio drástico del sistema educativo de Estados Unidos en la década de 1920.

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