sábado, 22 de diciembre de 2007

La Historia no puede ser olvidada


Cien años se cumplen de uno de los capitulos más obscuros de nuestra historia, y es que cuando alguien es capaz de disparar contra su propio hermano, contra su propio compatriota, entonces el dolor se instala en los corazones de aquellos que ben a Caín matar nuevamente a Abel. Solo pedían lo justo, solo pedían ser tratados dignamente, solo pedían ser considerados como personas. No portaban armas, no habían hecho mayor escandalo que el salir a las calles como manisfestación de la voluntad que ya no puede más ante la inequidad. Y como respuesta recibieron las rafagas de los fusiles, los fusiles empuñados por sus propios hermanos, por chilenos que a la orden del general dispararon contra otros chilenos. Los obreros podrán ser catalogados de sediciosos cada vez que alzen su voz para demandar lo justo, más sin embargo, en este humilde espacio, les invito, de manera sentida, a reivindicar la lucha obrera, las demandas justas de nuestros trabaajdores, aquellos que a sus espaldas tienen familias, aquellos que no gana sueldos de gerente, pero que doblan su espalada mucho más que los señores de cuello y corbata, reivindiquemos sus demandas, y legitimemos su papel en el desarrollo del país, para que así, nunca más tengamos que lamentar un episodio tan negro como el acaecido cien años atrás en la escuela Santa María de Iquique. De esa forma, la sangre derramada no habra sido en vano, y se transformará en semilla de tiempos nuevos, tiempos más justos, tiempos sin muerte.








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